FEATURE 25 enero 2018

Cineastas emergentes de Los Ángeles crean cortometrajes con presupuestos pequeños y grandes ideas

MacBook Pro, Final Cut Pro X y la comunidad cinematográfica de Los Ángeles impulsan las producciones locales

La directora Celine Gimpirea edita su cortometraje: The Box.
En una mañana sabatina de noviembre en Los Ángeles, un equipo de 10 alumnos de la Escuela Preparatoria Hollywood, dirigidos por la directora Celine Gimpirea, de 17 años de edad, está transformando una esquina del cementerio Calgary en un escenario de película. En  The Box, un niño se introduce en una caja de cartón y se transporta a otros territorios. Sobre este césped, bien cortado e intensamente verde, entre las filas planas de lápidas de granito negro, se encuentran las hileras apaisadas de los estuches negros que contienen las estaciones de trabajo de los Técnicos en Imagen Digital (DIT) , iPads y MacBook Pros —las herramientas que darán vida a la historia.
El de Gimpirea es uno de los tres equipos de cineastas que forman parte de un taller de filmación de 30 días, que une a los artistas profesionales con el talento emergente. Los equipos trabajaron con herramientas poderosas de Apple, como la MacBook Pro, iMac y Final Cut Pro X, al igual que con la cámara RED Raven para la filmación, y colaboraron junto con los expertos de Apple Retail y profesionales de la industria. El colectivo para la producción de cine independiente, con sede en Los Ángeles, We Make Movies supervisó la post-producción y contribuyó a que la visión de estos cineastas se hiciera realidad.
En el documental La Buena Muerte, producido por los instructores del Mobile Film Classroom —una organización sin fines de lucro que imparte talleres de producción con medios digitales a jóvenes en comunidades de pocos recursos—, los cineastas investigan la mortalidad y las uniones familiares que gravitan sobre el Día de Muertos, la festividad mexicana que conmemora a los seres queridos que ya fallecieron. Y en The Dancer, la directora Krista Amigone, canaliza su experiencia en el teatro y la coreografía en Nueva York, su lugar natal, para contar una historia personal sobre una bailarina que confronta la vida después de la muerte. 
Durante un periodo de post-producción de dos semanas, los equipos tuvieron la oportunidad de trabajar con los artistas profesionales de Apple Retail y de recibir retroalimentación por parte de un elenco alternante de invitados sorpresa y mentores de la industria, todos innovadores en el campo de la producción de cine y televisión.
Amigone evalúa la última toma con el equipo.
Entre los primeros mentores que vieron The Dancer estuvo Sean Baker, director de The Florida Project, nominada al Oscar en 2017, así como de la película Tangerine de 2015, la cual fue filmada completamente con un iPhone 5s. Baker edita sus propias películas, y en esta ocasión él mismo manejó el teclado de la iMac para estudiar los clips de la filmación de Amigone. Cada toma había sido registrada previamente con la app Movie Slate en el iPad. Esta app almacena y registra automáticamente los datos del código de tiempo, lo cual facilitó esta invaluable sesión con el reconocido director. Juntos, también platicaron sobre la historia de fondo en la vida de Amigone. Por estar casi siempre en casa, como madre de una niña de tres años, Amigone sabe como aprovechar al máximo el tiempo y los recursos. No solo cumplió como escritora y directora, sino también como protagonista y coreógrafa —una danza complicada en sí misma.
Otra fuerte colaboración se desarrolló entre Amigone y Lionel Martin, un profesional de Apple Retail y compañero cineasta. Durante la post-producción, mientras Martin experimentaba con las ruedas de color de Final Cut Pro X, Amigone describía las emociones que ella quería evocar al momento en que su personaje, la bailarina, se presenta ante el pianista que la acompaña bajo las luces brillantes de un estudio de danza de Hollywood. Ajustando los colores de la paleta del camarógrafo Art Chong y de la diseñadora de producción Sapna Gandhi, ambos, Martin y Amigone lograron un equilibrio entre el piso de baile iluminado y las contra tomas del pianista en la sombra. “Esto funciona,” dijo Martin. “Él está recibiendo el brillo de ella.” Amigone agregó que la luz dorada le recordaba a Isadora Duncan, quien bailaba desde su plexo solar porque allí es donde habita el sol.
Con Magnetic Timeline en Final Cut Pro X, los clips se revisaron y reordenaron rápidamente.
Mientras el sol brillaba en toda la ciudad de Los Ángeles, el equipo de La Buena Muerte, dirigido por la productora ejecutiva Manon Banta, trabajaba sin descanso con sus máquinas de edición negras. La revisión del volumen de entrevistas y el rollo B, que fueron captados en todo su esplendor, lleno de colores intensos, por la directora de fotografía Elle Schneider con su cámara Red Raven 4.5K, parecía, desde un principio, una tarea abrumadora. Afortunadamente, sus metadatos se organizaron de forma automática después de haberlos importado directamente a Final Cut Pro X desde Shot Notes X y Lumberjack, junto con la fuente de audio secundaria mediante Sync-N-Link X, lo que ahorró días de trabajo de sincronización manual.
Quizás la retroalimentación más constructiva sobre la estructura de la historia provino del director de LA 92 y Undefeated, TJ Martin, ganador del Oscar por Mejor Documental en 2012, y que la directora Jean Balest ha usado como material de enseñanza en el Salón de Cine Móvil. A la mitad de la edición, Martin se sorprendió con un punto de la trama que, de acuerdo con su sentir, tenía que plantearse con precisión desde antes: la hija, Tara Ramírez, aparece ante cámara mientras dirige el arreglo de una ofrenda con arte conceptual en compañía de su madre, Lynn King, quien en ese momento le revela que ella está lidiando con la muerte que le aguarda, después de que le diagnosticaron un cáncer en etapa cuatro. “Soy un gran fanático de las revelaciones,” dijo Martin. “Quiero saber más acerca de esta noticia bomba que acabas de arrojarme. Por lo tanto, ¿cómo vamos a convertir eso en un recurso de valor?”
La mentora Valerie Faris le comunica a Gimpirea la importancia del punto de vista durante el proceso de edición.
Las tomas adicionales fueron fundamentales en The Box. El mundo de ensueño que Gimpirea creó —ella cita como influencia la película Inception, de Christopher Nolan— necesitaba una explicación. Durante una visita de Valeri Faris, la directora adjunta nominada al Oscar de Little Miss Sunshine y Battle of the Sexes, Gimpirea escuchó con atención sus consejos para elegir las tomas. Faris instó a Gimpirea a mantener la historia centrada en el punto de vista de su joven protagonista durante sus viajes. “Se dice mucho con su cuerpo, y cuando se le observa desde atrás,” dijo Faris. “De alguna manera, me siento más cercana a él cuando viajo detrás de él, y cuando veo lo que él está viendo.”
El equipo de producción de The Box revisa una toma en locación.
La naturaleza colaborativa de Gimpirea fue evidente durante toda la post-producción. Fue acompañada frecuentemente por Antonio Manriquez, maestro de producción de video de la Escuela Preparatoria Hollywood y Educador Distinguido de Apple, así como por su equipo. El grupo fue dirigido por Kais Karram (asistente de director) y su hermano gemelo Zane (director de fotografía), quienes también son capitanes adjuntos de los Sheiks, el único equipo de futbol americano de preparatoria en todo el país que tiene el nombre de una película de Rodolfo Valentino. El aspecto físico y la dirección de los hermanos fue invaluable en el escenario, especialmente durante la filmación que duró todo un día en Griffith Park donde realizaron una cantidad enorme de tomas corriendo tras los pies veloces de la estrella de la película, Aaron Bradshaw, mientras éste avanzaba rápidamente por un corredor que ellos tenían que mantener libre de la presencia de los visitantes del parque. “¿Viste qué verde se mostró todo con esa cámara?” Kais preguntó entre tomas, mientras revisaba la reproducción en la MacBook Pro. “Muy nítido, como el cristal.”
La selección de la música fue crucial, especialmente para Amigone. Para su tema principal, ella quería un sonido semejante al de “After the Rain” de John Coltrane, y de “Clair de Lune” de Debussy. Eligió un nocturno original de John Mickevich, un compositor y compañero miembro del colectivo We Make Movies. De acuerdo con su fundador y director general, Sam Mestman, el grupo es la primera compañía de producción en el mundo que es fondeada por la comunidad. Mestman también es director general de LumaForge, desarrollador del servidor JellyFish Mobile —una “nube portátil” según él— que, junto con dos MacBook Pros, estuvo almacenando y sincronizando de manera segura el metraje de Amigone en locaciones. Mestman cree que “la post-producción debe vivir en el escenario”, y que la automatización fortalece a los jóvenes cineastas. Como prueba, el equipo de edición realizó el trabajo de la mitad de un día antes de que concluyera la filmación en el estudio de danza.
El director Aaron Kaufman aconseja a Balest durante la edición de La Buena Muerte.
El mentor Aaron Kaufman, director y productor asociado de mucho tiempo de Robert Rodríguez, animó a los equipos durante su visita para que no se muestren renuentes si tienen que desechar tomas en beneficio de la historia. El equipo del documental definitivamente puso atención a este consejo, como lo hizo Gimpirea que cortó una escena entera de su película Calvary Cemetery.
Cuando el proyecto estaba llegando a su fin, Gimpirea habló sobre su experiencia. “Ahora que conozco todas las posibilidades que tengo en post-producción, puedo ver la producción y pre-producción de manera completamente diferente, y elegir lo que quiero con mayor precisión.”
James Hughes es un escritor y editor, con base en Chicago.

Detrás de cámaras

Los equipos de filmación de Los Ángeles muestran como usan Final Cut Pro X, Sync-N-Link X y otras apps para la edición de películas.

Imágenes de producciones de cortometrajes

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