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Collage de empleados que han trabajado en el campus de Apple en Cork, Irlanda, durante los últimos 40 años.
Empleados de Apple a lo largo de cuatro décadas en el campus de Apple en Cork, Irlanda. 
La historia de Apple en Irlanda empezó en 1980 con una fábrica y 60 empleados.
Hoy en día, Irlanda cuenta con más de 6,000 empleados de Apple y un amplio campus en la ciudad de Cork. Con motivo de la celebración del 40 aniversario de Apple en Irlanda, la fábrica original se ha ampliado y ahora forma parte de un campus que incluye AppleCare, Operaciones, Logística y una gran variedad de equipos conformados por un grupo diverso de empleados que representan a más de 90 nacionalidades. Cork también es el corporativo europeo de Apple, brindando apoyo a los clientes de todo el continente y más allá.
Cathy Kearney, vicepresidente de European Operations de Apple, lleva más de 30 años en la empresa de Cork.
“El campus de Cork es mucho más que un simple lugar de trabajo, somos una familia”, afirma Kearney. “Y todos los días, nos esforzamos por mantener los valores colectivos de Apple a través de nuestro trabajo, ya sea cuidando nuestro planeta, defendiendo el derecho a la privacidad o asegurándonos de que la educación y la tecnología sean accesibles para todos. Me siento muy orgullosa de trabajar todos los días con un equipo tan talentoso, diverso y humano”.
Grainne Kenny, parte de este equipo, comenzó a trabajar en Cork en 1990, cuando tenía apenas 18 años.
“He crecido aquí”, recuerda Kenny, que actualmente tiene 48 años. “Comencé a trabajar en la fábrica, y ahora 30 años después, dirijo un equipo de entre 20 y 30 instructores de fabricación. Ha sido una gran experiencia y me encanta el compañerismo y la comunidad que hemos creado juntos”.
Cathy Kearney en el campus de Apple en Cork, Irlanda.
Cathy Kearney lleva más de tres décadas en Apple y dirige las operaciones de la empresa en Cork, Irlanda. 
Grainne Kenny tiene a su cargo la capacitación administrativa en el campus de Apple en Cork, Irlanda.
Grainne Kenny dirige un equipo de 20 a 30 instructores de fabricación provenientes de todo el mundo.
La sensación de comunidad es algo que Álvaro Porcel, de 33 años, experimentó desde el momento en el que comenzó a trabajar en Apple hace ocho años.
“No importa de dónde vienes, qué idioma hablas o cuáles son tus raíces”, señala Porcel, quien se mudó a Cork desde Barcelona, España. “En Apple, eres bienvenido desde el principio. Te animan a ser tú mismo, y a adoptar la inclusión y la diversidad”.
Porcel es miembro de la Diversity Network Association (DNA) LGBTQ de Cork, así como de la próxima DNA de Accesibilidad de Cork, dos de las múltiples DNA de Apple que relacionan a los empleados con intereses, antecedentes y valores compartidos. También participa en el programa de donaciones de Apple, coordinando compromisos de voluntariado para una organización benéfica local llamada Age Action, que ofrece clases de tecnología gratuitas a personas mayores.
Álvaro Porcel en el campus de Apple en Cork, Irlanda.
Álvaro Porcel, quien se mudó a Cork, Irlanda, desde Barcelona, España, es un instructor de productos en Apple. 
“Se trata de una organización benéfica muy especial para mí”, asegura Porcel. “No se trata sólo de aprender a usar tu dispositivo. También se trata de un importantísimo aspecto social. La mayoría de estos adultos mayores están muy solos. Antes del COVID-19, había eventos semanales en persona, pero ahora nos comunicamos por teléfono y cuando alguien te dice: ‘Esta es la única llamada que voy a recibir hoy’, puedes entender lo mucho que significa para ellos”.
Desde 2015, el programa de donaciones de Apple en Cork ha apoyado a más de 400 organizaciones benéficas registradas en Irlanda. Por cada hora que un empleado de Cork se ofrece como voluntario, Apple iguala su tiempo con una donación monetaria a la misma organización benéfica. En lo que va del 2020, 43% de todos los empleados de Cork han participado en actividades de voluntariado, una cifra impactante.
Los empleados de Apple son voluntarios semanales en la escuela Terence MacSwiney de Cork desde hace cinco años, y ayudan a enseñar a los estudiantes programación, música, fotografía y video. Eso ha continuado durante la pandemia, con voluntarios que asesoran a los estudiantes a través de sesiones virtuales. La directora Phil O'Flynn ha sido testigo de lo que la asociación ha hecho por sus estudiantes y por Cork a lo largo del tiempo.
“Apple trajo mucha esperanza a toda la comunidad de Cork”, menciona O'Flynn, cuya escuela también celebra su 40 aniversario este año. “Y creo que esa cultura de la esperanza se ha mantenido a lo largo de las cuatro décadas que Apple ha estado aquí”.
Foto de Phil O’Flynn.
Phil O'Flynn, directora de Terence MacSwiney, agradece al programa de voluntarios de Apple por ayudar a sus estudiantes a prepararse para el futuro.
La escuela Terence MacSwiney también participa en la experiencia del año de transición de Apple, que ha dado a más de 1,600 estudiantes en toda Irlanda la oportunidad de ir al campus de Cork y aprender sobre carreras potenciales, habilidades de programación y cómo marcar una diferencia positiva en el mundo. O'Flynn cree que las interacciones que sus alumnos han tenido con los empleados de Apple a través de ambos programas han cambiado su perspectiva sobre sus posibilidades de cara al futuro.
“Una de nuestras mentoras de programación trabaja en la revisión de calidad de apps, y les señaló a nuestros estudiantes que su trabajo no existía hace cinco o seis años”, contó O’Flynn. “Pero se trata de desarrollar las habilidades para que seas altamente adaptable en el mercado laboral, y ahora nuestros estudiantes pueden imaginarse haciendo eso. Este tipo de tutorías que se llevan a cabo hombro con hombro, simplemente no se pueden comprar, son invaluables”.
A medida que la participación de Apple en la comunidad de Cork se ha ampliado a lo largo de las últimas cuatro décadas, también lo ha hecho su campus. Los nuevos edificios fueron diseñados por un equipo de Cork con atención máxima a la responsabilidad ambiental. El campus de Cork, como todas las instalaciones de Apple, funciona con energía 100% limpia. Cuenta con más de 200 paneles solares térmicos y el agua de lluvia se recolecta del techo para abastecer los baños en todo el campus. También ha logrado la meta de cero residuos en los vertederos, incluso para su fábrica.
A pesar de que el campus de Cork ha cambiado en los últimos 40 años, sigue habiendo una constante.
“Sin duda somos una comunidad”, asegura Porcel. “Esta sensación surgió desde mi primer día aquí y se ha mantenido a lo largo de toda mi experiencia. Sin duda, este es mi hogar”.
“Al crecer con Apple, hemos vivido muchas cosas juntos”, explica Kenny. “Perder a tus padres, pasar por experiencias personales difíciles, y ahora afrontar estos tiempos tan complicados. Pero en todo esto, Apple ha sido excepcional. No se trata sólo de un trabajo, se trata de una gran familia”.
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Imágenes del 40 aniversario del campus de Apple en Cork

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